martes, 7 de diciembre de 2010

EL "REN-A-SER" "RE-NACER" "RE [H] ACER"

VEA LA HISTORIA DEL RENACIMIENTO EN: http://www.youtube.com/watch?v=6_ItA9Nkc0c

EL RENACIMIENTO

El Renacimiento fue un movimiento ideológico, artístico y literario que se gestó en Italia a finales de la Edad Media y desde allí se extendió a Eur
opa propiciado por la invención de un instrumento que favoreció la difusión rápida de las ideas: la imprenta. Aunque carece de límites temporales precisos, el Renacimiento se identifica en España
con el siglo XVI.

EL HUMANISMO

El humanismo es un movimiento cultural que valora al ser humano por encima de todas las cosas. Su origen está en el conocimiento de las obras filosóficas y literarias griegas y latinas.

El humanismo supuso una revolución, un cambio profundo en la concepción del mundo y de la vida. En efecto, el ser humano se convirtió en centro del universo y medida de todas las cosas.

La valoración del ser humano no impidió que humanistas se ocuparan de la religión y dedicaran sus esfuerzos al estudio de las fuentes originale
s del cristianismo.

El análisis de los textos bíblicos originales y su traducción a las lenguas vulgares respondió a una preocupación por vivir una religiosidad más auténtica.

Una época de cambios

La literatura renacentista supone una ruptura respecto a la literatura medieval. Durante el Renacimiento aparecen nuevos temas, nuevos géneros, nuevos personajes, ligados a los acontecimientos y al ambiente cultural de la é
poca.

La expansión por Europa y América que experimento España durante la época de Carlos I como consecuencia de la política imperial dio lugar a un interés creciente por el género histórico y a un resurgir de la épica. La conquista de A
mérica dio lugar a la llamada literatura de Indias, una literatura de carácter histórico escrita por autores que vivieron los hechos que narran, como es el caso del cronista Bernal Díaz del Castillo. En este clima bélico surgió también una co
rriente épica.

Las preocupaciones religiosas propias de la época propiciaron en España el nacimiento de una literatura religiosa de extraordinaria calidad que culminó en la mística.

El clasicismo imperante en la época como fruto del entusiasmo por la cultura grecolatina se tradujo en literatura en la utilización de géneros y temas de la antigüedad clásica. Así Garcilaso cultiva la poesía pastoril, tal como había hecho el poeta latino Virgilio. Y la naturaleza, el amor y los mitos griegos y romanos se convirtieron en temas predominantes en la lírica renacentista.

Los cambios políticos y económicos provocaron a su vez un conjunto de cambios sociales de los que la literatura también se hizo eco. Nace así en la novela picaresca, que nos da fe del empobrecimiento de la nobleza o del crecimiento de las ciudades.
LA LITERATURA RENACENTISTA

Llamamos Siglo de Oro a un extenso período comprendido entre la proclamación de Carlos I como rey de España en 1517 y la muerte de Calderón de la Barca en 1681, durante el cual florecieron extraordinariamente las letras y las artes.

El Renacimiento en España tiene una prime
ra etapa que coincide con el reinado de Carlos I.

La segunda etapa del Renacimiento español coincide con el reinado de Felipe II, durante el cual España se cierra al exterior. Es la época en que se crearon y desarrollaron géneros autóctonos de gran valor como la literatura mística y la novela picaresca.

Características de la literatura renacentista

El Renacimiento supuso una profunda renovación de los temas literarios, las formas métricas, el estilo y los géneros.

Temas

Por influencia de la antigüedad grecolatina se
trata el tema de la naturaleza, concebida como símbolo de armonía, y los mitos griegos. Uno de los temas más tratados es el amor idealizado.

Por otra parte, los acontecimientos históricos se convierten en fuente de inspiración para los escritores. El sentimiento religioso inspira a muchos autores, sobre todo en la segunda mitad del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II.

Formas métricas

Introducción de versos, estrofas y composiciones métricas de origen italiano, especialmente el verso endecasílabo y el soneto.
Estilo

Tiende a lograr la belleza formal mediante un lenguaje poco artificioso.

Géneros

Se cultiva la poesía lírica, se desarrolla la prosa y el teatro y se crean algunos géneros nuevos como puede ser la novela picaresca.

La poesía lírica. La influencia italiana

En el siglo XVI se produjo una profunda reno
vación de la poesía castellana. Se instauró
una corriente poética de corte italianizante caracterizada por el uso de poemas y estrofas basados en el verso endecasílabo: sonetos, canciones, octavas reales...

Los principales representantes de esta corriente italianizante fueron Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León y Fernando de Herrera.

La literatura religiosa: la mística

Durante el reinado de Felipe II dio lugar a dos corrientes espirituales:
La ascética es un camino de perfeccionamiento espiritual mediante la oración y el sacrificio.

La mística es un estado de perfección espiritual en el que el alma percibe la presencia de Dios, recibe sus dones y acaba uniéndose con él.

Estas corrientes dieron lugar a una literatura en prosa y en verso de gran calidad, cuyas figuras más destacadas fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.


La prosa: el auge de la novela

En el Renacimiento se produjo un importante desarrollo de la prosa.

Pero la gran aportación del Renacimiento a la prosa fue el cultivo de la narrativa de ficción, de modo que es en esta época cuando aparece en España la novela moderna.

La novela picaresca

En el Lazarillo de Tormes aparecen por primera vez los rasgos característicos de un subgénero nuevo: la novela picaresca.

El protagonista es un pícaro, un personaje marginal, un ser marcado por el destino que se ve obligado a servir como mozo de varios amos.
La técnica narrativa utilizada es la autobiográfica.

La estructura de la obra viene dada por la tra
yectoria vital del pícaro que le lleva a la posición final desde la que escribe.

Otros subgéneros narrativos

Aparte de la novela picaresca, en el siglo XVI se cultivaron otros subgéneros narrativos:

Los libros de caballerías narran las increíbles aventuras de un caballero andante.

Las novelas pastoriles presentan los amores de
unos caballeros y unas damas, disfrazados todos de pastores.
Las novelas bizantinas narran las aventuras, los viajes y las innumerables peripecias que les suceden a unos enamorados a los que el azar ha separado.

Las novelas moriscas, ambientadas en el mundo árabe.

Las novelas cortas recogen motivos populares.

La poesía renacentista

GARCILASO DE LA VEGA

Gacilaso fue el gran renovador de la poesía castellana en el Renacimiento. Hombre de letras y de armas, encarnó el ideal renacentista del cortesano. Y su poesía le valió la fama de “príncipe de los poetas castellanos”.
Nació en Toledo el año 1501. Participó junto al emperador Carlos en numerosas campañas militares.

Garcilaso residió en dos ocasiones en Italia y allí tuvo ocasión de conocer de cerca la cultura italiana. Murió en el año 1536.

La obra de una vida breve

La obra de Garcilaso se reduce a una epístola, dos elegías, tres églogas, cinco canciones y treinta y ocho sonetos.

Las églogas son composiciones poéticas dialoga
das en las que unos pastores hablan de sus amores desdichados.

La Égloga primera presenta a dos pastores, Salicio y Nemoroso, que se duelen de su triste suerte.

La Égloga tercera nos muestra una naturaleza en armonía.

Un estilo armonioso

El estilo de Garcilaso se caracteriza por la naturalidad. Sus versos están dotados de una musicalidad suave y armoniosa y de un ritmo pausado, remanasdo.

FRAY LUIS DE LEÓN
Nació en Belmonte (Cuenca) el año 1527, y pas
ó la mayor parte de su vida en Salamanca, cuya universidad fue catedrático. Su vida estuvo marcada por una constante contradicción entre su anhelo de paz y las continuas intrigas en las que se vio envuelto.

La obra de Fray Luis: Renacimiento y cristianismo

Fray Luis debe su fama a su obra lírica. Él concedía escasa importancia a sus poemas, pero actualmente son sus obras más valoradas.

Sus poesías tratan el ansia de paz, de infinitud, de unión con Dios. Destacan: Vida retirada, Noche serena y Oda a Francisco Salinas.

Un estilo depurado

El ideal estético al que aspira: claridad, armonía y dulzura.

SAN JUAN DE LA CRUZ

San Juan de la Cruz, es considerado como uno de los mejores poetas líricos de la literatura castellana. Nació en Fontiveros (Ávila) el año 1542. Siendo muy joven ingresó en la Orden del Carmelo y conoció a Santa Teresa, quien lo animó a reformar la rama masculina de la Orden.

La obra de un místico: la más alta expresión del amor

Bastan tres poemas, escritos en liras, para situar a San Juan en la cima de la lírica española:

Cántico espiritual es un conjunto de cuarenta liras en las que se desarrolla un asunto alegórico: la esposa (representa el alma) busca a su amado (representa a Dios) entre las criaturas de la naturaleza.

Noche oscura del alma es un breve poema formado por ocho liras. El alma abandona su casa para ir al encuentro del amado.

Llama de amor viva es un poema de tan sólo 24 versos centrados en la unión mística.

Estilo: la expresión simbólica de lo inefable

La Amada es el alma, el Amado es Dios, la llama es el amor, testigos de la unión mística son la música callada o la soledad sonora... Este lenguaje simbólico confiere a su poesía un gran poder de evocación.

La prosa renacentista

SANTA TERESA DE JESÚS

Teresa de Cepeda y Ahumada es una de las figuras cumbres de la literatura y la mística españolas. Nació en Ávila en 1515. con 21 años ingresó en la Orden del Carmelo descalzo, a cuya reforma consagró gran parte de su vida. Murió en Alba de Tormes en 1582.

La obra de Santa Teresa: testimonio de su vida
Su estilo, caracterizado por una gran llaneza y espontaneidad, posee una insólita fuerza expresiva, que se asocia a menudo con un registro próximo al habla coloquial.

EL LAZARILLO DE TORMES

En 1554 salió a la luz una novela: la Vida de Lazarillo de Tormes.

La novedad de tener como protagonista a un “pícaro”. Con esta novela nace la novela picaresca.

La trayectoria de un pícaro

El Lazarillo narra en forma autobiográfica la
vida de Lázaro, un muchacho pobre que se ve obligado a servir a distintos amos para sobrevivir.

El estilo del Lazarillo: el realismo

Presenta una visión realista del mundo: sus personajes son de carne y hueso y muchos de ellos se mueven por intereses mezquinos. El realismo se manifiesta también en los lugares concretos y bien conocidos en que se enmarca la acción.

MIGUEL DE CERVANTES

Miguel de Cervantes Saavedra es el más universal de los escritos españoles. Su obra maestra fue el Quijote.

Cervantes nació en Alcalá de Henares el año 1547. Participó en la batalla de Lepanto. Murió en Madrid el 23 de abril de 1616.

La producción de Cervantes es muy extensa y a
barca: lírica, teatro y narrativa.

Cervantes, dramaturgo

Cervantes fue un destacado autor teatral.

Entre las comedias destacan Los baños de Argel y L
a gran sultana.


El Nacimiento de V
enus de Sandro Botticelli.

EL AMOR EN EL RENACIMIENTO

Conocemos El Renacimiento como una época que se dio entre los siglos XV y XVI caracterizada por una vuelta al clasicismo greco-romano.
Hay una explosión de la vida, quedando atrás la oscuridad medieval. El progreso de las ciudades y sus habitantes se hace notable y es la alegría por la vida el sentimiento que impera en esta época.
Este optimismo es patente en todos los órdenes de la visda, por lo que la visión del amor da un cambio radical respecto a épocas pasadas.

El amor pasa a ser de cortejo, lo cual era completamente nuevo para el hombre y la mujer, era de tipo emocional y se basaba en el respeto y
la admiración mutuas, lo que elevaba a la mujer que siempre había estado al servicio del hombre, a tener personalidad propia con grandes aspiraciones.
Dadas las circunstancias, la Iglesia nunca estuvo de acuerdo con estas tendencias y promovió desde sus filas la lucha contra esta corriente, ya que se trataba de un amor alegre y placentero, desencadenando una auténtica caza de brujas.
Había muchas historias reales de amor platónico e intenso y en la literatura se mezclaron el “amor perfecto”, con orgías, incestos, intercambios conyugales... .
El matrimonio, hasta entonces, no tenía nada que ver con el amor, sino que se trataba de una mera transacción comercial por la dote, y era habitual casar a las niñas con 14 ó 16 años.
Enrique VIII fue la primera figura histórica en mezclar el amor y el matrimonio cuando conoció a Ana Bolena. A partir de entonces, comienza
una corriente para unir el amor y el matrimonio, hay mucho romanticismo entre las parejas de la clase media que se casan enamoradas, y el sexo ya no es algo sucio y pecaminoso, ya que las mujeres se empiezan a entregar a él al practicarlo con el hombre amado.
Los matrimonios jóvenes empiezan a vivir independientes de sus familias, por lo que tienen más facilidades a la hora de desarrollar sus impulsos amorosos.
Todo esto supone un cambio radical respecto a la Edad Media, aunque no todo era tan bonito como lo pinta la literatura, ya que el machismo y la idea de que la mujer era una posesión más del hombre, siguió imperando durante muchos siglos.
El amor a la vida en general, es también uno de los aspectos más relevantes del Renacimiento.


Entre los entremeses destacan El retablo de las maravillas, El viejo celoso y El juez de los divorcios.

También escribió una tragedia: El cerco de Numancia.

Cervantes, novelista

Cervantes es un maestro en el arte de narrar historias. Puede afirmarse que con él comienza en España la novela moderna.

El Quijote

En 1605 se publicó en Madrid la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito fue fulgurante. Diez años más tarde publicó la segunda parte.

El Quijote es una parodia, una imitación burlesca de los libros de caballerías.

Cervantes parodia en el Quijote el estilo pretencioso y arcaizante de los libros de caballerías.

Mientras Sancho emplea un lenguaje sencillo del pueblo del pueblo, don Quijote se expresa en un lenguaje culto y arcaizante lo que resultaba muy cómico.

Don Quijote encarna el idealismo: el deseo de justicia, la valentía, el amor. Sancho, el materialismo, el espíritu práctico.

Es precisamente la profunda humanidad delos protagonistas lo que les ha dado fama inmortal: todo el mundo comprende a don Quijote y
a Sancho porque representan esa doble y contradictoria personalidad que todos llevamos dentro.






LA CREACIÓN DE ADÁN. Miguel Ángel.

Dios llega a la tierra en una nube, rodeado de ángeles y envuelto en turbulencias que crea su mismo poder irresistible. En tierra, la figura de Adán ya está modelada, esperando ser insuflada de vida. Adán está totalmente pegado a la tierra, como surgiendo de ella: su mano se levanta débilmente, sin fuerza propia, sin objetivo. Y en ese punto el dedo de Dios concentra toda la fuerza terrible de la creación para transmitirla a su criatura y convertirla en lo que es. El detalle aislado de las dos manos resume en sí mismo el misterio
de la creación, de la vida humana. Es una interpretación conmovedora de Miguel Ángel, que ha hecho de esta imagen un auténtico patrimonio de la Humanidad.

La Mona Lisa. Probablemente el retrato más famoso de la historia. Pintado por Leonardo Da Vinci, italiano, pero desde el siglo XVI pertenece a Francia. En 1911 fue robado por un italiano supuestamente para regresarlo a su patria, pero fue descubierto y se regresó a París, donde hoy se exhibe detràs de un cristal anti balas.

LA MUJER EN EL RENACIMIENTO

Los moralistas del XVI esbozaron su versión de la mujer ideal, un icono dominado por la encarnación de la Virgen María, cuya semblanza sobre todo encarnaba la pureza, la honestidad y la buena voluntad. En parte, los moralistas se apropiaron de las descripciones misóginas basadas en la "Instrucción de la mujer christiana", escrita por el pedagogo valenciano Luis Vives en 1523.

Vives identificaba "la virginidad, la belleza, la abstinencia y los deberes matrimoniales" como los pináculos de las virtudes de la mujer. Prescribía todo un programa de comportamiento adecuado y forma de vestir para las jóvenes damas, las vírgenes, las adolescentes, las casadas y, finalmente las viudas. Los moralistas de principios de la edad moderna etiquetaron la transgresión de estos rígidos papeles como un mal contra las instituciones de la familia, de otros grupos sociales e incluso del catolicismo. Las sanciones impuestas a las transgresoras variaban: desde las admoniciones, castigos corporales y penitencias hasta la generación de sentimientos de culpa para cada grupo según su edad.

Durante los inicios de la edad moderna, un hombre tenía diversos papeles ocupaciones: príncipe, militar, artesano, humanista, mercader o clérigo. Las mujeres tenían menos opciones que ejercer, puesto que Vives y otros moralistas las continuaron relegando a los papeles de "madres, hijas, viudas, vírgenes o prostitutas, santas o brujas". Estas identidades, derivaban únicamente de su estatus sexual y, en muchos casos, inhibieron a muchas mujeres en su asunción de otras identidades deseadas.

San Agustín había plantado ya hacía tiempo estas semillas de desprecio y desconfianza de la mujer cuando avisaba a sus hermanos que se dirigieran a ellas con "severidad" y hablaran con ellas lo menos posible. No se puede confiar ni tan siquiera en la mujer más virtuosa, concluía Agustín:

"[...] habla poco y con severidad a las mujeres. No se ha de desconfiar menos de las que son menos virtuosas, porque cuanto mayor es la virtud, tanto mayor es la inclinación, y bajo el encanto de su palabra se esconde el virus de la mayor lascivia".

Opúsculos de Santo Tomás de Aquino,
( Sevilla, 1862, Archivo General de Indias)

Los antiguos estereotipos de la mujer expuestos por los Padres de la Iglesia combinaban tanto el mito del paraíso como el concepto del pecado original, en los cuales la mujer había tenido un papel fundamental: una amalgama de perversión, engaño y traición a la confianza de Dios en la historia de los primeros padres. Los teólogos habían construido una imagen diabólica de la mujer debido a sus sospechoso papel en la pérdida del Paraíso. Después de todo, como declaró con tanta elocuencia San Jerónimo:

"Si la mujer pudo vencer al hombre estando en el paraíso, no debe causarnos admiración que seduzca a los que no están en el paraíso [...] jamás os detengáis con una mujer sola y sin testigo"

Esta idea del santo anacoreta, la resumiría en el siglo XVIII Fray Juan Laguna: "el pecado tuvo principio de la mujer y por elló entró la muerte en el mundo" ("Casos raros de vicios y virtudes para escarmiento de pecadores, Murcia, 1763)

Santo Tomás de Aquino, en su "De periculo familiaritatis dominarum, vel mulierum" o "El terrible riesgo de familiarizarse con mujeres y sus perniciosas consecuencias, argüía que "Dios había creado a la mujer más imperfecta que el hombre y por tanto la obligó a obedecer al hombre puesto que por naturaleza éste poseía una abundancia de sensatez y razón". Las nociones de delicadeza, ternura y, por encima de todo, obediencia al hombre, en resumen, la femineidad, caracterizaban el retrato ideal de una mujer española de principios de la era moderna.

Por una parte, los moralistas reconocían la necesidad de las mujeres en el proceso de procreación y en el "continuum" de la creación. Sin embargo, también la reconocían como en ocasiones astuta, poco fiable, tal vez incluso malvada y por tanto la confinaron a las tres funciones básicas descritas más abajo para justificar su sumisión al hombre. Algunos de los aforismos de los moralistas relativos a la mujer dicen:

"En la vida de la mujer, tres salidas ha de hacer: bautismo, casamiento y sepultura"
"Al más discreto varón, sola una mujer, le echa a perder"
"De la mar la sal, de la mujer mucho mal"
"Dile que es hermosa y tornarse ha loca"

Más tarde, los teólogos del Barroco definieron la tarea de las mujeres en el proceso de procreación como puramente pasivo. La mujer se asemejaba a una vasija, un mero recipiente de la semilla del hombre en el proceso de creación. Los teólogos vieron la procreación como una función natural y predeterminada del acto sexual entre el hombre y la mujer. La escolástica definió el coito entre el hombre y la mujer como perfecto, independientemente de si uno u otro obtenían placer en el proceso. El hecho de que alguien obtuviera placer durante el acto sexual, aunque ni necesario ni requerido para la procreación, planteaba un dilema por completo diferente a la escolástica española. De acuerdo a la escolástica, el placer meramente funcionaba como el estímulo para la realización de la procreación. El acto sexual entre el hombre y la mujer podía haber producido satisfacción, y eso, definido como bueno o malo dependía de las circunstancias que hubieran llevado a la realización de tal acto.

En: http://personal.us.es/alporu/histsevilla/mujer_ideal.htm